Los pararrayos deben someterse a inspecciones y mantenimientos periódicos, según indican las normativas nacionales e internacionales. Estas inspecciones periódicas del pararrayos permiten detectar desviaciones respecto a las normas de referencia o anomalías en la instalación provocadas por las condiciones medioambientales, como sería la corrosión, las manipulaciones incorrectas, como serían seccionamientos o robos, u otras circunstancias, como ampliaciones del edificio donde se ubica el pararrayos.
La revisión de la instalación de pararrayos ha de formar parte de la rutina de mantenimiento de los edificios y del plan anual de actuaciones.
Todos los sistemas de protección contra el rayo deben llevar un seguimiento y mantenimiento. Si no se realiza un correcto mantenimiento del pararrayos existe el riesgo de que el impacto del rayo no esté controlado ni su corriente conducida y dispersada de una manera segura.